31 agosto 2008

La forma del agua

Andrea Camilleri (Porto Empedocle, Sicilia, 6 de septiembre de 1925)
Ed. Salamandra, traducción de María Antonia Menini Pagès, 221 páginas.
Continuando con mi rápido aprendizaje de la cultura siciliana he terminado de leer La forma del agua. Así se titula el primer caso de Montalbano, el célebre personaje creado por A. Camilleri, un comisario de policia siciliano que investiga la muerte del ingeniero Luparrello, un caso que se expande por los vasos comunicantes del entramado político-mafioso que domina la ciudad de Vigata.

- ¿Qué forma tiene el agua?

- ¡El agua no tiene ninguna forma!- le contesté entre risas- Toma la forma que le dan.

(Qual'e' la forma dell'acqua?". "Ma l'acqua non ha forma!" dissi ridendo- "Piglia la forma che le viene data". )

Camilleri no alcanza el éxito como novelista hasta los setenta y tres años, después de una vida profesional dedicada a la cultura, como profesor de arte dramático, guionista y director teatral y televisivo. Sus libros fueron apareciendo en una editorial siciliana, Sellerio, prestigiada por el padrinazgo de Sciascia, con tiradas escasas pero al que el boca a boca de sus lectores fueron prestigiando hasta convertirse en un autor de éxito tanto dentro como fuera de Italia.

La serie de novelas y relatos hacen del comisario Montalbano un héroe nacional en Italia y al que la RAI dedicó una serie de televisión, supervisada por su creador, con alguna de sus aventuras.
El escritor declara:
"Para escribir un giallo (amarillo en italiano y aquí referido a novela de misterio) se necesita un delito y un investigador. He escogido el nombre de Montalbano porque es uno de los más comunes en Sicilia y también como homenaje a Manuel Vázquez Montalbán... "

Ya sólo me falta leer un libro más para formar parte del Camilleri fans club, http://www.vigata.org/, asociación cultural creada en 1997 para la divulgación universal de la obra de Andrea Camilleri.


«Camilleri ha demostrado que se puede conciliar armoniosamente lo serio con lo humorístico, lo grave y lo ligero, con comprensión hacia las debilidades humanas.» Ignacio Martínez de Pisón.