30 enero 2009

El asesino del canal

Tenía que mandar un fax y mientras esperaba que la máquina enviara mis palabras me entretuve mirando los expositores de la librería hasta que me topé con un lomo donde leí Simenon y a continuación con una cubierta ilustrada con una bicicleta tipo holandesa. Era un libro para mi.

El asesino del canal / Georges Simenon
Traducción de Joaquín Jordá
- 1ª ed. Barcelona: Tusquets, 1994. - 179 p.; 18 cm. - (Maigret; 4)
Título original: Le charretier de “La Providence"

Georges Simenon (Lieja 1903 - Lausana 1989). Durante seis meses del año 1928 el novelista, en compañía de Tigy (esposa), Boule (cocinera) y Olof (perro) navega por los ríos franceses en un bote de cinco metros y descubre la Francia "de entre dos orillas", retomando el título de uno de sus artículos. El navegante novel no se olvidó de su máquina de escribir y trabaja al aire libre para gran asombro de los paseantes. De esta experiencia, extraerá el material de varias de sus novelas, y concretamente de Le Charretier de la “Providence”.

Posteriormente Simenon se saca el carné de capitán de barco y se hace a la mar con el "Ostrogoth", un balandro de diez metros, y junto a Tigy emprenden rumbo hacia el gran Norte (Bélgica, los Países Bajos y el Cabo Norte). Durante ese viaje empieza una novela con un nuevo personaje: Maigret. Según una de las leyendas alimentada por el propio autor, el célebre comisario habría nacido en septiembre de 1929 en un puerto de los Países Bajos.


- G.S. a bordo del Ostrogoth. Foto perteneciente a los Fondos Simenon de la Universidad de Lieja -

Para finales de 1930, el novelista ya ha escrito varios casos del comisario Maigret, aunque es el 20 de febrero de 1931 cuando tiene lugar el lanzamiento de Maigret. El novelista se convierte en profesional del marketing y organiza una velada a la que invita a la flor y nata de París. Es el famoso “Baile antropométrico”, que tiene lugar en una discoteca de Montparnasse, velada insólita puesto que los invitados acuden disfrazados de gangster o prostitutas.

Escribe José María Guelbenzu: Resulta bien difícil elegir una novela de Simenon, siendo tan prolífico, debido a la sostenida calidad de todas ellas. Parece, sin embargo, obligado ... decidirse por una del comisario Maigret, su legendario detective. El asesino del canal (“Le charretier de La Providence”) es perfectamente ejemplar. Una hermosa mujer a la que gustaban las joyas, la diversión y el lujo, aparece estrangulada entre la paja de una cuadra en Dizy, junto a la esclusa de un canal cerca de Epernay. En ese mundo de gabarras que atraviesan esclusas, entre el olor del fuel, los animales que tiran de ellas, las tabernas y la lluvia que cae metódica y silenciosamente sobre la tierra, las casas y los hombres, Maigret con su característico estilo ... consistente en impregnarse del ambiente para introducirse en la mente del asesino, busca con extrema paciencia, yendo de esclusa en esclusa en bicicleta, atento a las gabarras y a sus ocupantes, a los escluseros y a las gentes del lugar al culpable del asesinato de la mujer, que se complica con un nuevo crimen en la persona de uno de los ocupantes de un yate de recreo. La formidable habilidad de Simenon para crear ambientes tristes y fríos, su escritura capaz de decir con dos trazos más que otros grandes autores con extensos párrafos, la formidable descripción del mundo cerrado y silencioso de los que viven en el canal, hace de esta novela un verdadero paradigma de su mejor escritura y define a la perfección la figura y el método de ese comisario Maigret que es un personaje único en la novela policial, paciente, circunspecto, observador admirable de la vida de las gentes, tenaz y consecuente, fiado más en su capacidad de introducirse en la vida ajena que en la brillantez deductiva de una ingeniosa especulación.

El desafortunado asunto por el que envíaba el fax pronto estará olvidado y cuando acabé de leer la novela tuve la certeza de que fue una suerte encontrar el libro y disfrutar de la maestria de Simenon.

25 enero 2009

Sertão







La mañana empezó con sesión de mecánica ya que la rueda trasera de la bici de JA tenía un radio roto y otros flojos. Mientras tanto PT hacia buenas migas con un manso boxer que vino a visitarnos.

Es el segundo paseo del año por la Sierra de Tavira (o Sertão, en el sentido de región agreste, de territorio interior alejado de la costa) y nuestra idea era hacer una ruta circular desde la aldea de Corte António Martins, y que pasara por Cintados, Beliche y Estorninhos.

Comenzamos siguiendo las marcas del PR 1, con unas primeras cuestas que no sientan nada bien porque las subimos con las piernas aún frías, para llegar a la carretera que nos llevará hasta Carrapateira y Nora y después seguir la dirección NW hacia Cintados.
Esta zona es de constante subida y el día nublado y gris casi no deja ver el paisaje desde los excelentes miradores que son los montes que atravesamos: Alfarrobeira, Bemparece, Ebros; a partir de donde disfrutamos de una larga bajada, sin un sólo coche, hasta las primeras casas de Cintados que dejamos atrás para cruzar la ribera de Beliche, donde una garza real levanta el vuelo.

Los ladridos de los perros, también alguna persecución, y los saludos y los ánimos de los serranos son los únicos momentos en los que se rompe el silencio que impera en estas tierras donde quedan unas pocas aldeas y algunos montes aislados a lo largo de los barrancos y las riberas en los que se establecen las huertas y los campos de frutales.
En Beliche de Cima hacemos un alto para comer y hablamos de por donde haremos la ruta de vuelta. En los siguientes kilómetros las tierras que orillan la ribera están pobladas de olivos y alcornoques y en los bordes de la carretera el reciente corte de la hierba ha dejado un notable olor de hinojo. Frente a Pocilgões buscamos nuevos caminos y nos adentramos en el monte para enfrentar una subida que exige el máximo esfuerzo. Esta vez parece que acertamos y sin pérdida encontramos una pista con rodaduras de coches. La seguimos y llegamos a Vale Covo. Junto al camino hay un pajar tradicional, cuya estructura es una base cónica de piedras de pizarra sobre la que se levanta un tejado de rastrojo de forma piramidal y que según algunos autores representa un vestigio de la ocupación celta.




Vamos siguiendo caminos hacia el SE y atravesamos una zona con más arbolado. Pasamos cerca de algunos montes semiabandonados, con caseríos ruinosos, antes de alcanzar una carretera asfaltada donde en un alto hay un pequeño cartel que indica de donde venimos: Poço de Amendoeira (Pozo del Almendro). Por esa carretera bajamos hasta Fuseta y desde allí subimos a Estorninhos. En esta zona parece que los molinos de viento han sido sustituidos por modernas casas rurales, algunas espléndidas. Hacemos un alto para comer y descansar porque las fuerzas empiezan a flaquear y también tenemos
una charla con un lugareño para tratar de conocer por donde seguir.

Al pasar por las casas encaladas con primor de Estorninhos paramos de nuevo porque no vemos claro cual es el camino correcto. Como es habitual, muy amablemente nos indican cual es la carretera para Faz-Fato. Tendremos que superar un par de subidas duras antes de llegar a la aldea y después el recorrido es más favorable, casi todo en bajada, pasando por Eira Pelada, hasta llegar a Corte de António Martins.
En la casa de pasto Bela Vista, donde está aparcado el coche, pedimos unas cervezas y damos cuenta de los bocadillos.


Una jornada con bastantes subidas y buenas bajadas por carreteras solitarias; con más asfalto que tierra, ya que este nuevo territorio vamos conociéndolo poco a poco, recorriéndo primero sus carreteras, de piso muy variado, que en ocasiones dejamos para explorar por caminos y veredas, para ir haciéndonos una idea clara de la orografía y de su red viaria. 

Km día 43, 4 - Tpo en mov. 3:07 - Vel. med. 13,8 - Vel. máx. 55,6 km/h.

Gracias Pedro por tus fotos-

11 enero 2009

De Beliche a la Casa Azul







Utilizando una vieja hoja de la Carta Corográfica de Portugal, escala 1:50.000, la 50-D de Vila Real de Santo, nos aventuramos a descubrir nuevas rutas por el sotavento algarvio y aprovechar un día de vacaciones. Desde Vila Nova de Cacela fuimos a Santa Rita, cruzamos la Autovia Infante de Sagres y llegamos a la Mata Nacional de Conceiçao, a partir de donde circulamos por caminos pasando por varios montes: Castelos, Estorninhos, Berberia, Vale de Ebros, Campeiros y Umbrías de Camacho, descubriendo casas maravillosas con nombres extranjeros, suponemos que también sus dueños, junto a pequeñas aldeas casi desiertas y todo ello subiendo y bajando algunas cuestas importantes.


Entre Estorninhos y Umbrías de Camacho se suceden los cerros de pizarra. Esta parte oriental de la Sierra se presenta poco poblada de árboles y tiene grandes semejanzas con el paisaje que encontramos al Este hacia el Guadiana. Sólo en las vegas y alrededor de las aldeas el suelo es más variado. Esta zona forma parte integrante de la Sierra de Caldeirão y es un territorio de apariencia agreste y salvaje que apetece comenzar a descubrir sin adulterar, sin destruir. Alcanzamos la Ribeira de Beliche por la carretera asfaltada que la bordea y pasamos por Beliche de Baixo y Beliche de Cima, donde encontramos un pajar tradicional.

























A partir de Pocilgões volvemos a los caminos de tierra y al poco tuvimos los primeros problemas de orientación, siendo el más grave seguir la dirección que indicaba una vieja señal muy oxidada, indicio que no supimos adivinar de que por allí sólo llegaríamos a dos lugares abandonados y en ruinas, Cadavais y Mesquita, y que para salir de aquel valle tuviéramos que superar varias cuestas y necesitaramos bastante tiempo para finalmente alcanzar la carretera de Cachopo a Tavira, que después seguimos hacia el S durante varios Km. En el cruce que indicaba hacia Zimbral y Malhada de Santa Maria paramos y nos planteamos volver a los caminos, pero al poco desistimos por el termor a otra pérdida y volvimos a la carretera, bajando rápidos hasta pasar por debajo de la Autovia, cerca de la Ribeira Séqua y aunque paramos en el cruce de Fonte Salgada y Sra. da Saude no consultamos el mapa, lo que a lo mejor hubiera significado seguir una ruta con menos tráfico, pero continuamos hacia la Tavira y después seguimos la carretera hasta V.N. de Cacela, haciéndose este final muy largo y pesado.
Llegamos con frío y hambre y como ya pasaba de las cuatro de la tarde pensé que quizás en Cacela Velha hubiera algo abierto y tuvimos suerte, en el bar-restaurante Casa Azul encontramos todo lo que necesitábamos, bebida y comida, calor de chimenea, buen ambiente y buena música.




Fue el extraordinario colofón para una jornada especial por nuevos territorios, a los que a buen seguro volveremos para hacer algo que nos encanta: descubrir nuevas rutas y nuevos paisajes montando en bici.






Km. 68,1 - Tpo. Mov. 4:34 - Media Mov. 14,9 km/h - Tpo. total 5:58

04 enero 2009

Primer domingo de enero


Estas son las fotos de la primera ruta mtb de 2009, poco antes de desayunar en El Rompido, con casi dos horas de pedaleo en las piernas, por un campo muy humedo, en un recorrido variado y clásico, caminos y senderos de los pinares, entre los ríos Odiel y Piedras y el Atlántico, en una mañana en la que nos cruzamos con bastantes colegas, siendo la tropa más numerosa fue la que dirigía Ernesto El Bocina por el camino de Lancón. (Las fotos son gentileza de José Andrés).
(3:12 / 53 Km. /16,7 Av)

02 enero 2009

La luna de papel

Una vez cuando era pequeño, su padre, para gastarle una broma, le dijo que la luna del cielo estaba hecha de papel. Y él, que siempre confiaba en lo que le decía su padre, se lo creyó. Y ahora de mayor, hombre experto, cerebral y al mismo tiempo intuitivo, había vuelto a confiar como un chiquillo en dos mujeres, una muerta y otra viva, que le habían dicho que la luna estaba hecha de papel.
Novena entrega de la serie policíaca protagonizada por el comisario Salvo Montalvano, que en esta novela tiene como principales antagonistas a dos personajes femeninos, Michela Pardo y Elena Sclafani, dos mujeres en clara contraposición y posibles asesinas, que pondrán a prueba los años de fidelidad a su novia Livia. No era una mujer la que tenía sentada delante en el sillón, era una pantera en reposo,... la presa era él, Salvo Montalvano,...
Como siempre alérgico a la jerarquía y al magistrado de guardia, asqueado de la política, ... la política en nuestro país, y no sólo en el nuestro, es el arte de hundir en la mierda al adversario, un Montalbano más maduro y reflexivo, que refleja los años de progreso y retroceso de la memoria, la vejez ...porque ha llegado a una edad que lo peor puede pasarte de la noche a la mañana, se enfrenta al caso más difícil de su carrera: comprender la psicología de la mujer y por primera vez el lado sentimental del personaje emerge claramente.
Un libro que he leido con gusto. Gracias a Ana y Rubiel.
La luna de papel. Andrea Camilleri. Ed. Salamandra, 2007. Traducción de M.ª Antonia Menini Pagès. 251 pags.