25 enero 2009

Sertão







La mañana empezó con sesión de mecánica ya que la rueda trasera de la bici de JA tenía un radio roto y otros flojos. Mientras tanto PT hacia buenas migas con un manso boxer que vino a visitarnos.

Es el segundo paseo del año por la Sierra de Tavira (o Sertão, en el sentido de región agreste, de territorio interior alejado de la costa) y nuestra idea era hacer una ruta circular desde la aldea de Corte António Martins, y que pasara por Cintados, Beliche y Estorninhos.

Comenzamos siguiendo las marcas del PR 1, con unas primeras cuestas que no sientan nada bien porque las subimos con las piernas aún frías, para llegar a la carretera que nos llevará hasta Carrapateira y Nora y después seguir la dirección NW hacia Cintados.
Esta zona es de constante subida y el día nublado y gris casi no deja ver el paisaje desde los excelentes miradores que son los montes que atravesamos: Alfarrobeira, Bemparece, Ebros; a partir de donde disfrutamos de una larga bajada, sin un sólo coche, hasta las primeras casas de Cintados que dejamos atrás para cruzar la ribera de Beliche, donde una garza real levanta el vuelo.

Los ladridos de los perros, también alguna persecución, y los saludos y los ánimos de los serranos son los únicos momentos en los que se rompe el silencio que impera en estas tierras donde quedan unas pocas aldeas y algunos montes aislados a lo largo de los barrancos y las riberas en los que se establecen las huertas y los campos de frutales.
En Beliche de Cima hacemos un alto para comer y hablamos de por donde haremos la ruta de vuelta. En los siguientes kilómetros las tierras que orillan la ribera están pobladas de olivos y alcornoques y en los bordes de la carretera el reciente corte de la hierba ha dejado un notable olor de hinojo. Frente a Pocilgões buscamos nuevos caminos y nos adentramos en el monte para enfrentar una subida que exige el máximo esfuerzo. Esta vez parece que acertamos y sin pérdida encontramos una pista con rodaduras de coches. La seguimos y llegamos a Vale Covo. Junto al camino hay un pajar tradicional, cuya estructura es una base cónica de piedras de pizarra sobre la que se levanta un tejado de rastrojo de forma piramidal y que según algunos autores representa un vestigio de la ocupación celta.




Vamos siguiendo caminos hacia el SE y atravesamos una zona con más arbolado. Pasamos cerca de algunos montes semiabandonados, con caseríos ruinosos, antes de alcanzar una carretera asfaltada donde en un alto hay un pequeño cartel que indica de donde venimos: Poço de Amendoeira (Pozo del Almendro). Por esa carretera bajamos hasta Fuseta y desde allí subimos a Estorninhos. En esta zona parece que los molinos de viento han sido sustituidos por modernas casas rurales, algunas espléndidas. Hacemos un alto para comer y descansar porque las fuerzas empiezan a flaquear y también tenemos
una charla con un lugareño para tratar de conocer por donde seguir.

Al pasar por las casas encaladas con primor de Estorninhos paramos de nuevo porque no vemos claro cual es el camino correcto. Como es habitual, muy amablemente nos indican cual es la carretera para Faz-Fato. Tendremos que superar un par de subidas duras antes de llegar a la aldea y después el recorrido es más favorable, casi todo en bajada, pasando por Eira Pelada, hasta llegar a Corte de António Martins.
En la casa de pasto Bela Vista, donde está aparcado el coche, pedimos unas cervezas y damos cuenta de los bocadillos.


Una jornada con bastantes subidas y buenas bajadas por carreteras solitarias; con más asfalto que tierra, ya que este nuevo territorio vamos conociéndolo poco a poco, recorriéndo primero sus carreteras, de piso muy variado, que en ocasiones dejamos para explorar por caminos y veredas, para ir haciéndonos una idea clara de la orografía y de su red viaria. 

Km día 43, 4 - Tpo en mov. 3:07 - Vel. med. 13,8 - Vel. máx. 55,6 km/h.

Gracias Pedro por tus fotos-