17 mayo 2009

Culmine di San Pietro



Ser ciclista es encontrar la armonía entre tú, tu bicicleta y todo lo que rodea a ambos.
Lo dijo Pedro Horrillo, al que le tengo admiración por ser un ciclista amante de las clásicas, por sus colaboraciones en El País, relatando las carreras "desde su sillín" o "desde su sillón"(participante o no en la prueba sobre la que escribe), y con el que me identificaba, buscando leer sus artículos, en su pasión por la bicicleta y en su gusto por la literatura.
La vida de Pedro Horrillo ha estado en peligro, tras salirse de la carretera en el descenso del Culmine di San Pietro, durante la 8ª etapa del Giro, tratando de alcanzar en solitario al pelotón y caer por un precipicio de 80 metros y sufrir en su cuerpo de orgulloso ciclista, curtido en miles de kilómetros, heridas y fracturas muy graves.
Pasadas 48 horas, los médicos del hospital de Bérgamo, donde esta ingresado, mantienen un moderado optimismo y creen que su vida no corre peligro inmediato, a pesar de la gravedad del accidente.
Quiere esta entrada ser un humilde homenaje y una muestra de ánimo y apoyo en días tan duros.
Si nos fijamos en el nombre de la montaña que descendía Horrillo, no queda más remedio que pensar en el destino o en el azar: Culmine di San Pietro. Culmine se traduce como apogeo, auge, cenit, climax, culminación, punto culminante, éxtasis y cualquiera de estas palabras equivale a algo grande, a un momento único e irrepetible, a la culminación de una trayectoria, y quizás aquí la mano de San Pietro fue la que paró a Pedro en su mortal caida y no dejó que acabara allí su "carrera" entre nosotros. ¡Aupa Pedro!
Las fotos son el barranco por donde cayó, un momento del rescate y "la pinta" de Horrillo después de acabar la Paris-Roubaix de 2007.