11 junio 2009

1. Huelva-Mértola


















































-1ª etapa, Huelva-Mértola-
El día amaneció nuboso y con temperatura ideal para ir en bici. Empezamos con unos necesarios ajustes en la bici de AA y después paramos en Cartaya para desayunar. Desde allí, vía Tariquejo, rodamos hasta Villanueva de las Cruces, donde hacemos una nueva parada para comer y beber y dar descanso a mi dolorida zona lumbar, maltrecha ya de pedalear contra el viento.
Ponemos dirección hacia El Granado y a mitad de camino las oscuras nubes empiezan a descargar sobre nosotros. Cuando llegamos al pueblo un vecino nos dice "aquí hay poca diversión, esto es un corral de cabras". Salimos por la carretera dirección Portugal, el asfalto reciente ya empieza a secarse, apenas hay coches y en el horizonte ya se divisan las primeras localidades portuguesas, Monte Vascao y Mesquita.
Sopla el viento del noroeste que ese día nos castigará sin piedad.
Por su estratégica situación, el aprovechamiento de los vientos como riqueza energética viene de antiguo en los cerros granainos y en los últimos años se han construido parques eólicos en la Sierra del Granado.
Para ver el Guadiana nos desviamos en la indicación Puerto de La Laja. El río aparece ancho y caudaloso, excelente vía de comunicación y transporte, como supieron ver a finales del XIX las compañías mineras, cuando se construyó un gran puerto donde llegaban grandes buques para cargar el mineral que llegaba en trenes desde Minas de Herrerías en un recorrido de aproximadamente 30 km. El ferrocarril minero se clausuró en 1966 y años más tarde, su tramo final desde la mina La Isabel hasta el Puerto de La Laja, de unos 17 km, fue convertido en la Vía Verde del Guadiana.
Continuamos la ruta y subimos para alcanzar las casas de la antigua mina Santa Catalina, a partir de donde vamos por la nueva carretera que desciende hasta cruzar la rivera del Chanza por el puente internacional que da acceso al Baixo Alentejo. En Pomarão tomamos unas cervezas y queso en la terraza del único bar, frente a donde queda el límite para las embarcaciones mayores que navegan por el Guadiana. Este antiguo puerto fluvial, construido para servir a la Mina de São Domingos, a la que estaba ligado por un ferrocarril de 18 km, es hoy una apacible aldea de pocos vecinos que espera la llegada de mejores tiempos, quizás gracias al turismo, esperemos que respetuoso con tan magnífico entorno.
La subida para remontar el valle se las trae, es larga y al principio tiene rampas del 18%. Cuesta activarse y para cuando alcanzamos lo más alto nos está esperando un inclemente viento que se opone a nuestra marcha. Resistimos su azote hasta avistar Moreanes y allí vamos al restaurante Alentejo a saborear una merecida comida, que recordaremos como una de las mejores del viaje.
Último esfuerzo para llegar al final de la etapa. Entramos en Mértola por el SE y buscando el alojamiento nos encontramos con bandas y coros por la inauguración de una calle, cortada para los vehículos, y la policía nos indica un camino que supone escalar una calle empinadísima que nos deja las piernas temblando. En el extremo oeste encontramos la Casa Visconde de Bouzões, (60 € la hab. doble) una casa muy particular, decorada con gusto y donde nos tratan con suma confianza.
El ciclocomputador marca 102 km, 5 h. 50 min., 17,6 de velocidad media y 912 metros de desnivel acumulado.
Después de la ducha paseamos por las empedradas ruas de Mértola, la Myrtilis romana, admirando como el blanco caserío se recuesta en el dorado atardecer de la orilla del río. Cenamos en el restaurante O Brasileiro, haciendo recuento de nubes y chubascos, vientos, subidas y bajadas, sensaciones y certezas y después nos vamos en busca de un merecido descanso.