05 julio 2010

Subida a Fóia, Mochique, Portugal

Me visto con mis mejores galas, estrenando culotte y guantes y el sillín Selle Italia XR. Salgo del Monte João Roupeiro después de hacer un buen desayuno y con la moral alta. He decidido que el trayecto para Aljezur evitará el tráfico de la estrada EN-120 y en Maria Vinagre sigo la carretera que se dirige a Carrascalinho, mucho más tranquila y con buen piso. 
La carretera que desde Aljezur se dirige a Monchique tiene un asfalto irregular y abultado, áspero y rugoso, y en la primera bajada la bomba salta del soporte que la sujeta al cuadro debido a las vibraciones. A la altura de la indicación para Margalhos me detengo a hacer unas fotos de una casa de campo que me gusta y veo que la ruta comienza a empinarse y tengo que echar mano del desarrollo más corto que llevo, el 30x25.


Serán más de 3,5 km. de subida difícil, empinada y con deficiente asfaltado, serpenteando por un paisaje de cerros sin arbolado. Escalo casi siempre sentado, con las pulsaciones al máximo, sin encontrar un buen ritmo de piernas. Pienso en lo bien que me vendría un piñón de 28 dientes; pienso en Javier y en como se las arreglaría para superar estas rampas con el 34x25 de su Scott; pienso en lo dura que se me está haciendo la subida cuando creía que mi estado de forma era óptimo.


Pienso, persevero y sudo cada pedalada con la que impulsarme hacia el final de la subida. Cuando veo el indicador del Concelho de Monchique ha terminado lo más duro y el asfalto es mejor, más liso, y ruedo mas desahogado por un altiplano. A la izquierda una señal indica a Padescas, más adelante otra que indica: Barragem de Bravura 9. En esta zona la sierra ya tiene más árboles y más sombras. Cruzo la aldeia de Marmelete y a la salida paro en un parque de merendas, junto al que hay un panel informativo de la vía algarviana, ya que uno de sus tramos pasa por allí.


A partir de Marmelete el recorrido es muy bonito, con buenas vistas hacia el S y a la izquierda de la carretera se entreve, entre los árboles, la cumbre de Fóia. Ya parezco recuperado de la dura ascensión y ruedo bien cuando me acerco a las dos horas de pedaleo. Pasada la aldeia de Gralhos veo a una viejecita, toda vestida de negro y con sombrero también negro, leyendo un libro, sentada en un puestecillo de frutas situado al borde de la carretera. Voy disfrutando del paisaje de bancales, frutales y fértiles valles, manchados con el blanco de caseríos y aldeas. Después de pasar por Casais me cruzo con un coche de la GNR antes de trazar una cerrada curva a la derecha y entonces a mi espalda suenan pitidos de coche, me vuelvo y veo a Ana al volante del 307. Tomamos la curva y paramos en un terraplén y charlamos un momento para repasar el plan. Ella seguirá hasta Monchique y me esperará en el centro del pueblo, yo intentaré subir hasta la cima de la Sierra de Monchique. Llego al cruce con la carretera que sube de Caldas de Monchique y Portimão, frente a las canteras de foiaíto de Nave. En  la entrada de Monchique hay varios indicadores y en uno pone Fóia 8. Atravieso el pueblo hasta llegar a la rotonda de donde parte la estrada para Fóia. El primer tramo es duro y tengo que poner ahínco para ir alcanzado primero el restaurante "O Fernando", después el "A Teresinha" y el "Luar da Fóia", a partir de donde la pendiente no es tan acusada. Esta estrada es más turística y tiene más tráfico que el resto de la ruta, coches y autobuses que suben y  bajan. Todavía me quedan varios kilómetros para alcanzar la cumbre y las fuerzas van decayendo y el calor aumentando y tengo que detenerme un par de veces, una para descansar y comerme una barrita y la última para refrescarme y beber en una fuente, desde donde continúo hasta la cima de Fóia, donde me detengo un momento en el mirador para hacer unas fotos. Estoy en el punto más alto del Algarve, a 902 metros sobre el nivel del mar al que la bruma de hoy impide distinguir con claridad, al que avistan los navegantes por su túnica verde.






También hago fotos en el primer tramo de la bajada, para después dejarme llevar sin interrupciones por la pendiente hasta alcanzar el pueblo en poco más de diez minutos. Ana me está esperando en la terraza del bar que hay en el centro, frente al parque donde se encuentra una espectacular araucaria de más de 30 metros de altura.
Pido una coca-cola y repaso los datos de la ruta:  61,59 km recorridos en 3 h. 28 min. de pedalelo, a 17,75 km/h de velocidad media y con 51,52 km/h de velocidad máxima. Ha sido difícil pero estoy satisfecho de conseguir el objetivo de escalar Fóia pedaleando.