04 noviembre 2010

Rodando contra el viento

¡Vaya mañana de viento del Noroeste! Soplando fuerte y racheado nos castigó durante  la mayor parte de la ruta.
Salimos del restaurante Belavista de Odeleite por la IC27 dirección S y pronto la dejamos para continuar por la carretera comarcal que en dirección W recorre buena parte de las poblaciones que quedan al sur del Barragem de Odeleite. En Alta Mora pido a mis compañeros hacer un alto para aliviar un poco la espalda que empezaba a cargarse.

JA y JO en Alta Mora


Seguimos la estrada municipal N 506 en dirección S-W y después de dejar atrás las poblaciones de Cabaços, Traviscosa y Fortim. Descendemos hasta una ribera, tras la que tenemos que afrontar la primera subida importante de una jornada que será dura por las pendientes a superar y por el inclemente viento de cara o de costado que nos castigaba sin descanso. 

En esta parte JA tira en cabeza y exprime sus piernas para ascender con el 39x26. Desde atrás, JO va cogiendo ritmo y se le une en la cumbre. Mi plan es más tranquilo y coloco el 26x25. A lo largo del día comprendí el gran acierto que ha sido cambiar el plato pequeño, pasando de uno de 30 dientes a uno de 26, porque eso me permite superar las subidas complicadas sin cargar mucho las piernas o la zona lumbar.
Por estos montes de Alcoutim y Tavira se suceden sencillos caserios de pizarra, con una arquitectura y un paisaje eminentemente serrano, y donde el viento se convirtió en el principal obstáculo, en nuestra mayor preocupación, tanto que en las bajadas teníamos que tomar precauciones porque alguna racha fuerte tambaleaba a máquinas y ciclistas.
Alcanzamos la Ribera de Odeleite y la atravesamos justo antes de la aldea de Bentos y en la otra orilla nos espera la gran subida del día, larga y empinada, a la que sumar el inclemente azote del viento. Cada uno va cogiendo su ritmo y nos reagrupamos en la cima. Poco más adelante, al fondo, se ve Vaqueiros, pero antes nos desviamos en un cruce para seguir la carretera hacia Cachopo. Justo en ese momento una fuerte detonación nos asombra. Un cazador situado en medio de la calzada por la que ibamos a pasar había disparado su escopeta.
La carretera para Cachopo transcurre por una cresta que, primero, permite divisar los hermosos valles y barrancos que dan origen a la Ribera de Odeleite y, más adelante, va penetrando  entre montes y aldeas de la Serra de Tavira, pero es un paisaje que no disfrutamos mucho porque el asfaltado es pobre e irregular.
En Cachopo paramos para comer, beber y descansar. El siguiente tramo hasta Martim Longo tiene buen asfalto y en su mayor parte se hace bajando hasta cruzar la Ribera de Foupana. Luego viene la consiguiente subida, con el incansable vendaval azotándonos desde el costado izquierdo, para llegar a Martim Longo. Desde allí a Pereiro disfrutamos de unos kilómetros recién asfaltados. Una corta parada en esta última aldea para reponer fuerzas en un bar (agua y chocolate) porque ya las sentimos minadas. JA sugiere que tomemos la IC27 en vez de la vieja N122 para evitarnos más subidas y así lo hacemos. Fue un acierto.





Al entrar en la IC27 cambiamos de dirección y el aire nos impulsa de cola y alcanzamos la máxima velocidad de la ruta bajando hacia la Ribera de Foupana, donde me detengo para hacer fotos. Mas abajo se ve la que hice del tramo de la Via Algarviana remontándose hacia Furnazinhas.
Barragem de Odeleite

A nuestro modo, practicando ciclismo, un deporte en la naturaleza, donde prevalece el esfuerzo agonístico con un sentido de superación personal, nos sentimos descubridores y conquistadores de territorios escasamente conocidos y frecuentados.
La comida en el Belavista (frango y bacalao à lagareiro) fue el digno colofón de una jornada de sudores en la que acabámos sintiendonos grandes. Casi 100 Km recorridos, en 5 horas de pedaleo, con un desnivel superior a 1.800 m., y sobre todo con MUCHO VIENTO.