18 octubre 2011

Atardecer en Armona












Por el horizonte cercano se levantan nubes negras para el tiempo libre. En España se plantea la posibilidad de eliminar “los puentes”, pasando los festivos a los lunes o viernes. En el Algarve se instaurará una nueva “mordida” para los usuarios de la Via Infante de Sagres, con la puesta en marcha del peaje-portagem de esta autovía fundamental para las comunicaciones de la región, con un sistema de cobro electrónico que parece complicado y confuso.
Pero sabemos que no sirve de mucho amilanarse o preocuparse por el oscuro futuro que se avecina y para aprovechar el presente nos fuimos en busca de la tranquilidad y el sosiego hasta la isla de Armona.
Esta isla-barrera, situada frente a la ciudad de Olhão, desde la que se accede en barco en un trayecto de no más de 10 ó 15 minutos, forma parte de la Ria Formosa, desde 1987 declarada Parque Natural, que se extiende a lo largo de más de 57 Km. por la costa sur del sotavento del Algarve, un territorio formado en gran parte por un cordón de islas y penínsulas arenosas paralelas a la costa. Las islas-barrera protegen a la ría de acción directa del mar creando un ambiente de aguas tranquilas de gran productividad biológica. La relevancia del Parque Natural de la Ría Formosa radica en su considerable variedad de ambientes. Dunas, bancos de cieno y arena, paúles, salinas, playas, etc. que soportan una significativa variedad de seres vivos. Su importancia ecológica ha sido internacionalmente reconocida, especialmente en lo referente a los movimientos migratorios de avifauna entre el norte de Europa y África. La Ría también es conocida por la gran cantidad de bivalvos que produce y por ser zona de reproducción de especies de peces de interés comercial como la dorada, el sargo y la lubina.
En Armona no hay vehículos a motor, tan solo vehículos de tracción humana, bicis y carros, y a mediados de este octubre tan veraniego apenas había presencia de turistas, por eso la tranquilidad era casi absoluta y el baño que nos dimos al atardecer en la playa fue extraordinario y el paseo posterior, cuando el sol de apagaba por un lado y la luna llena se alzaba por el otro, fue sencillamente maravilloso. La noche acabó con unas copas de vino tinto alentejano, culminando un día suave y apacible, en consonancia con el nombre del vino: Zéfyro. - Céfiro (Del lat. zephy̆rus, y este del gr. ζέφυρος) viento suave y apacible-. 

1 comentario:

J. Andrés dijo...

Qué maravilla de fotos Juan. Enhorabuena.