10 junio 2011

La vuelta a casa

¿dulce despertar?

Castelo de Silves





Ferry VRSA-Ayamonte

El Guadiana y Ayamonte

Ayamonte



Trípodes-Algarvios (JO  - JM - JA) en el Guadiana


Domingo de elecciones en Portugal para elegir los diputados de la Asamblea Nacional, en un momento complicado para el país tras la intervención del FMI. Después de un buen desayuno en el hotel pronto ponemos dirección a Algoz, por la carretera N269 con escaso tráfico y buen piso. Más adelante seguimos las direcciones hacia Faro y el tráfico aumenta bastante cuando alcanzamos la N125, aunque su amplio arcén nos sirve de defensa en muchos tramos. Llegamos a la Estaçao de Faro después de recorrer casi 58 km con tiempo de comprar los billetes para el comboio que en pocos minutos partia para VRSA. El viaje en tren nos sirve para relajarnos y descansar un poco. Almorzamos en Vila Real de Santo Antonio antes de tomar el barco para Ayamonte, único medio de cruzar el Guadiana para ciclistas y peatones . Desde Ayamonte a Bellavista (47 km a 26 por hora)  fuimos "volando" porque al viento de cola se sumaron las ganas que teníamos de llegar a casa y ver si todavía duraba la final de Roland Garros. Y lo conseguimos y lo celebramos, unos tomandose los gin-tonic que tanto desearon en el viaje, otros preferimos café, torta de aceite y helado, mientras veíamos como Nadal vencía a Federer y levantaba la copa de su sexto título en la tierra batida de París.

Viaje deportivo, cultural, gastronómico, que deja un poso de camaradería y de satisfacciones y que renueva nuestra afición por el cicloturismo de alforjas.

Entre las enseñanzas para no olvidar queda la importancia de las cremas para evitar rozaduras y quemaduras en la piel. 

Las cuentas arrojan unos datos curiosos al comparar los kilómetros recorridos, 350, con el dinero gastado (360 euros) lo que supone que cada km recorrido sale a 0,33 € por cabeza. Sabíamos que el cicloturismo era una forma barata de viajar, ahora tenemos la certeza que hacerlo en Portugal lo es más. 

¿Qué tal una ruta otoñal por la Serra da Estrela?

De Mértola a Silves


 8:00, comprando bolos de pasas y de limón en Mértola. Después vendrá el plan para acortar la "curva de la felicidad"

Dejando Mértola


Recién llegados a Almodôvar



 Homenaje al zapateiro, en Almodôvar, un pueblo en el que antaño hubo más de 50.


El Rio Mira nace aquí y desemboca en el Atlántico por Vila Nova de Milfontes

Serra de Mú ou de Caldeirao

Tormenta al N
En una de las cimas de la sierra, después de Malhao, antes de la bajada más larga y rápida de todo el viaje

Más claro por el S

Salir, churraqueira Papagaio Dourado, cevejas e grelhados



Atardecer en Silves

la cervecita de antes de cenar
En la mañana del sábado coincidimos en el desayuno los siete ciclistas que nos alojábamos en Residencial Beira Rio y supimos que la pareja de holandeses partía hacia Serpa. Nosotros salimos dirección W por la carretera N267 que se dirige a Almodôvar. Este tramo de más de 40 Km. es muy típico de la planicie alentejana, con largas rectas donde grandes eucaliptos dan sombra a ambos lados de la carretera y en una de ellas paramos para arreglar un pinchazo, único incidente de los tres días de ruta, pero con su monotonía y piso irregular se nos hizo largo y pesado alcanzar Almodôvar. En un bar tomamos café y los dulces que traíamos de Mértola, y al tipo que lo antedía le preguntamos como seguir para Curvatos. Le pareció  la mejor opción para ir hacia el S y evitar la carretera principal con más tráfico. Atravesando la Serra de Mú o de Caldeirão de N a S fue donde sentí que programar esta ruta cicloturista había merecido la pena. El asfalto era bueno, el día se nublaba y así disminuía el calor, las piernas respondían y a relevos íbamos superando las montañas de perfil suave, disfrutando de un amplio paisaje y con cada pedalada conquistando las cimas. El recorrido nos llevó a pasar por varias aldeas, Curvatos, Fonte Ferrenhas, Éguas, en unas horas de domingo en la que estaban desiertas y sin local donde comer. El almuerzo tuvo que ser ya entrada la tarde y en Salir encontramos abierta la churrasqueira Papagaio Dourado, unas cervejas y tres grelhados tras más de 90 km. para recuperar fuerzas y volver a la carretera para seguir hacia Silves por la R124, pasando por Benafim, Alte, S. Bartolomeu de Messines, y sin descanso y a gran velocidad en algunos tramos favorables seguimos pedaleando otras dos horas largas para llegar a Silves,  hotel Colina dos Mouros, al atardecer, con casi 140 km en los agotados cuerpos y más de  7 horas de pedaleo.
El buen jantar del recomendable restaurante Tasca do Béné (ciclista él) nos sentó de maravilla y nos fuimos en busca del descanso tras una completa jornada de esfuerzos.