En
su plan por revitalizar Bilbao tras el hundimiento de su industria en
los años 80, las Instituciones Vascas se pusieron en contacto con la
Fundación Guggenheim a principios de 1991 a fin de crear un consorcio qe
permitiera erigir un museo de arte contemporáneo.
El Museo Guggenheim Bilbao representa un magnífico ejemplo de la arquitectura más vanguardista. Su arquitecto Frank O. Gehry,
diseñó un audaz y escultural edificio, compuesto por una serie de
volúmenes, unos ortogonales y otros curvados, estos cubiertos, a modo de
"escamas de pez" por paneles de titanio de medio milímetro de grosor,
cuyo color y textura son una de las principales señas de identidad del
edificio.
El
norteamericano proyecta sus edificios como "objetos escultóricos con
ventanas" y se apoya en el carácter tridemensional de la arquitectura
para dotas a sus obras de una gran variedad de apariencias, combinando
los criterios escultóricos con los funcionales, de manera que acercarse
al edificio desde las calles de Bilbao y admirarlo desde todos sus
ángulos es tan importante como apreciar sus espacios interiores.
Inaugurado
en 1997, símbolo del renacimiento de la ciudad, fue el origen de uno de
los cambios más profundos que ha sufrido una urbe europea. La sola presencia del Museo fue el detonante de la recuperación de la ría como eje vertebrador de la ciudad, hasta el punto que, en pocos años, se construyeron otros edificios e infraetructuras que llevan la firma de prestigiosos arquitectos (Foster, Isozaki, Moneo, Sisa, Calatrava, Pelli).
Formas que evocan la tradición naval de Bilbao |
Fachada Norte, sobre la Ría |
Marquesina de la terraza del atrio, fachada Norte |
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