28 julio 2013

Diez bicicletas para treinta sonámbulos

Creo recordar que este libro lo vi por primera vez en el telediario, en una crónica que Carlos del Amor hizo de la Feria del Libro de Madrid y anoté el título en un papel para no olvidarlo. Pasadas unas semanas, mi amiga CGS me lo ha regalado. ¡Muito obrigado, Carmen!

David Villanueva es el editor que del sello independiente DEMIPAGE y para celebrar el décimo aniversario de la editorial ha publicado Diez bicicletas para treinta sonámbulos en homenaje a sus lectores, invitando a treinta autores del escenario literario español a realizar treinta textos inéditos, donde la bicicleta, logotipo de la editorial, es el objeto recurrente que aparece en todas las historias. 



En el prólogo Eloy Tizón escribe "La bicicleta es un vehículo movido por el deseo, cuyo motor son los sueños. Lo que impulsa a la bicicleta son las ganas de montar en bicicleta, y nada más."

David Villanueva... ha congregado a una treintena de compiches ("sonámbulos" los llama él) y los ha invitado a empreder una vuelta ciclista completa alrededor de su cuarto o alrededor de un timbrazo.
El resultado es este volumen ecléctico que resulta ser un libro reconvertido en velódromo, en el que se suceden una compleja variedad de historias acerca de
bicicletas robadas (¿y cómo contárselo a las tías?)
bicicletas atropellladas,
bicicletas filosóficas, 
bicicletas africanas,
bicicletas que viajan en el tiempo,
bicicletas suicidas,
bicicletas enamoradas (o todo lo contrario)
bicicletas urbanas y bicicletas rurales,
bicicletas pugilísticas,
bicicletas con ruedines y sin ruedines...
Y muchas otras más. En total, dies años de narraciones, y así hasta la próxima rueda

El libro arranca con un hermoso relato de Luis Landero, y le siguen otros de reconocidos autores como Antonio Muñoz Molina, José Ovejero, Andrés Neuman, José María Merino, Fernando Aramburu, Felipe Benítez Reyes, ... y otros no tanto, formando un pelotón destacado de relatos destinados a los amantes de la buena literatura. 
Vaya pedaleando o a pie, a la librería o a la biblioteca, o que se lo preste un amigo, pero no se lo pierda.