22 septiembre 2014

À volta do Montado

Seguimos viajando al Alentejo más cercano, y nuestra última excursión ha sido en el último domingo de verano para acercamos en coche hasta Mina de São de Domingos,  concelho de Mértola, y desde allí explorar sus alrededores con las bicis de montaña. 
Comenzamos visitando la vieja corta de la mina, después nos dirigimos hacia Achada do Gamo por la pista que discurre sobre la antigua plataforma del ferrocarril que trasladaba el mineral hasta el puerto fluvial de Pomarão.






Dejamos a nuestra izquierda Santana de Cambas y nos dirigimos por camino de tierra hasta Sapos, a partir de este lugar rodamos por asfalto para pasar por Moreanes y allí encontrar la indicación hacia Monte do Guizo. Llegamos a un cruce de caminos, a la izquierda el PR 7 Subida à Sra. do Amparo, a la derecha un cartel indica Serralhas. Ojeamos el folleto que llevamos del PR4 À VOLTA DO MONTADO.
Dejamos para otra ocasión la subida a la ermita y nos vamos hacia el N, en busca del inicio de este PR, para seguir con nuestra Vuelta a la Dehesa, el terreno de encinas, bellotas, cereales, piaras de cerdos y mucha vida salvaje, que constituye uno de los paisajes más típicos de la Península Ibérica, fruto de la manipulación del hombre, desde tiempos remotos , y dotado de gran biodiversidad. Poco antes de llegar a Monte do Guizo vimos como un par de avutardas levantaban el vuelo de un campo situado a la derecha de la pista por la que rodábamos.

¿Sera la de carro mejor rueda que la mía de 29 pulgadas?

Subiendo a Guizo Grande

Guizo Grande

El vértice de de Guizo Grande, con sus 266 m, destaca en medio de la planicie alentejana. Aunque lo intentamos por ur par de sitios no logramos alcanzar su cumbre debido que el macizo rocoso era casi inaccesible por la verticalidad de la propia pared rocosa o porque en sus parte menos agreste un vallado delimita una zona protegida como comedero para aves rapaces.


Ruinas de Monte Vale Travesso



viejo pozo

Para contrastar el paso por el montado (dehesa) surge en el final del recorrido la mayor albufera del Parque Natural do Vale do Guadiana, el barragem de Tapada Grande, bordeado por viejos eucaliptos que rememoran los tiempos áureos de la explotación minera de la Mina de S. Domingos.




Baño en la praia fluvial del embalse de Tapada Grande

Praia fluvial de Tapada Grande

almuerzo campestre
El recorrido fue corto (2:13 para aproximadamente 32 km) y nos dió tiempo de compartir unas cervezas,  invitación de unos colegas portugueses que también estaban por la zona con sus mtb y tenían aparcados sus coches junto al nuestro. Después nos dimos un baño en las aguas templadas de la praia fluvial, tras el cual pasamos al almuerzo campestre con las viandas que habíamos llevado, bajo un cielo amenazante de lluvia; que finalmente acabó cayendo en el viaje de vuelta a casa, aunque antes hiciéramos una breve parada en el Café do Cais de Pomarão para reponer líquidos (cafes, amarginhas y agua).

Pomarão

Parada en Pomarão para cafes y amarginhas


15 septiembre 2014

¿Volta Falsa?

Paso de fauna en la carretera de El Granado a Pomarão

Bajando a Pomarão, luego vendrá la subida fuerte del día con un 10% de porcentaje 

Camino con buen piso de tierra desde Santana de Cambas a Sapos

Igreja de Mina de S. Domingos

A la izquierda carretera asfaltada, a la derecha Volta Falsa, pista sin asfaltar antigua ruta de contrabandistas

Pozo antes del caserío Corte Azinha

A partir de este pozo, de agua muy fresca, el camino tenía mucha piedra en más de 4 km




Hubo algunos tramos de piedra muy suelta, por la que rodar con cubiertas finas no fue fácil

Por lo que tuvimos que arreglar dos pinchazos por pellizcos en las cámaras




¡Y nos calló un chaparrón a la salida de Puebla de Guzmán!

El fútbol es un deporte con larga historia en toda la zona minera de Huelva
Otra voltinha por territorios del Andévalo Occidental y del Baixo Alentejo, otra vuelta por territorios mineros de la franja pirítica ibérica, partiendo de nuevo de El Granado, en esta ocasión salimos hacia el W en dirección a Pomarão por la HU-6400. Una vez atravesado el puente internacional sobre la Rivera del Chanza tendremos que superar una de las pendientes más fuertes del día, cuyos porcentajes de subida superaban el 10 %, marcando 12, 14 y hasta 15 %; tras este primer calentón seguimos rodando por el concelho de Mértola y  en el cruce de Santana de Cambas nos desviamos hacia dicha población, desde la cual seguimos por un camino de tierra batida, con piso en buen estado, hacia Sapos, a partir de donde vuelve el asfalto y entramos en la carretera que nos acercará a Mina de São Domingos, desde donde subimos a la freguesia de Corte do Pinto. Allí preguntamos por la ruta que queríamos hacer y, un amable paisano, que había vivido la mitad de su vida en Puebla de Guzmán, nos explico en perfecto castellano lo que encontraríamos si la seguíamos, una primera parte buena de seis o siete kilómetros por una ancha y bien asfaltada carretera, por el territorio del concelho de Mértola pero que que acaba en el límite con el concelho de Serpa, donde encontraremos una carretera en pésimas condiciones que es más un camino roto. Al poco encontramos un pozo donde refrescarnos y llenar los botes, justo antes de llegar a un caserío, Corte Azinha, a partir del cual tendremos que sortear casi cinco km de un piso irregular, con muchas piedras sueltas, que evidentemente no era lo más conveniente ni para las bicis ni para las cubiertas que llevábamos. Fuimos salvando este largo tramo con mucho cuidado pero aún así no pudimos evitar tener que desmontar un par de ruedas desinfladas a causas de los pinchazos por pellizcos de la llanta sobre la cámara de aire. 
En estos dos tramos tan distintos se ve el problema que supone a veces la división administrativa y la falta de coordinación para que las obras tengan un sentido lógico y las inversiones públicas sean de utilidad, lo que implica que sobre el terreno no se entienda como se puede transitar por una estupenda carretera, que parece no ir a ningún sitio porque su continuación es un "camino de cabras", por los que un vehículo ligero tiene muy difícil circular, dado los distintos criterios aplicados por las Cámaras Municipales de Mértola y Serpa para vertebrar sus territorios.
Esta parte de la ruta invita a hacerla con una gravel, ciclocross o BTT.
Cuando llegamos a la zona de São Marcos, antigo posto da Guarda Fiscal, ya en la sierra de Serpa, encontramos la carretera que lleva hacia la Rivera del Chanza, que cruzamos por el nuevo puente y pasamos a España para subir a Paymogo, donde paramos para reponer agua. Creía que la distancia hasta Puebla de Guzmán iba a ser más llevadera pero acabó haciéndose larga por los kilómetros acumulados. En el cielo se veían nubes de tormenta, que habían descargado cuando llegamos a este último pueblo y que volvieron a hacerlo justo después de empezar el tramo hacia Minas de Las Herrerías. Desde este lugar parte una carretera con indicaciones hacia El Granado Presa del Andévalo y por ella transitamos en el continuo sube y baja que tiene la orografía andevaleña, para acabar llegando, pasadas las tres de la tarde al lugar donde habíamos aparcado el coche, junto al lavadero municipal de El Granado.
Fueron más de 6 horas de tiempo total, de las que 5:13 estuvimos en movimiento, para recorrer casi 94 km, a una velocidad media superior a 18 km/h., con un desnivel positivo acumulado de casi 1.200 m.

04 septiembre 2014

Reto cicloturista = La Fuga

Ermita de la Santa Cruz, cerca de la carretera de Puebla de Guzmán a Paymogo

Por estradas del Alentejo

Cruce de estradas en el Alentejo

Pedalenado hacia Mina de São Domingos por la N-26

Una parada para repostar con casi 80 km en las piernas

El Guadiana a su paso por Mértola

Los cicloturistas antes de conquistar Mértola

El camarero de tamuje preparando un gintonic para nosotros

Gintonic de Gin Sahrish y agua tónica 1724


Bajando hacia Pomarão

¡Ozú, qué caló pasamos por la tarde!

Descansado en la sombra

Río Guadiana a su paso por Pomarão



Café do Cais, en Pomarão

Cielo a la hora de llegar a casa
La idea era una salida larga con la bici de carretera aprovechando los días de vacaciones y si quería compañía tenía que contar con JO, que sigue de veraneo. Lo llamé y aceptó mi invitación de realizar un recorrido hasta Mértola, donde comeríamos en la casa de pasto tamuje. Fuimos en su coche hasta El Granado, donde desayunamos y allí montamos en las bicis para buscar la carretera que se dirige a Las Herrerias, ancha, con buen asfalto y sin un sólo coche. La mañana era fresca y el viento suave. Pasamos por la aldea y seguimos hacia Puebla de Guzmán. A partir de aquí rodamos por carretera provincial hacia Paymogo ya con algo más de tráfico, aunque notamos que los conductores son inusitadamente respetuosos en sus adelantamientos, especialmente amable fue uno en el tramo entre Paymogo y la Rivera del Chanza que aquí hace frontera con Portugal. Que buen rollo, que alegría ¿por qué no encontraremos esto más a menudo?
Lo planeado era seguir una nueva ruta hacia el sur, pasar por Conte do Pinto antes de alcanzar Mina de São Domingos, pero ante la falta de paneles indicadores y que no habíamos llevado ningún mapa, finalmente acabamos subiendo hacia el N para llegar a la N-265 que comunica Serpa con Mértola, lo que alargó el recorrido y nos hizo sufrir otra vez el asfalto irregular y rugoso de esa carretera, por donde los conductores ya no eran tan cuidadosos y el sol empezaba a pegar. Cuando finalmente llegamos, a eso de las dos de la tarde, a Mina de São Domingos paramos para reponer líquidos y descansar un poco, antes de afrontar los 17 km que nos separaban de Mértola. Este tramo fue seguramente el más difícil de todo el viaje, el cansancio hacía mella, el calor apretaba y la cabeza se enredaba en problemas y conflictos.
Poco después de las 15 horas llegamos a Mértola y nos dirigimos a Tamuje, candamos las bicis en la puerta y pasamos al comedor donde la mayoría de los comensales ya acababan sus comidas. El chico que atendía las mesas dijo que me recordaba de veces anteriores, escogimos la comida y mientras llegaba nos refrescamos con agua y cervezas. Pero el camarero no anotó bien la comanda y olvidó la entrada de queso con mermelada, equivocó completamente mi plato, le pedí dorada y me trajo carapaus (chicharros-jureles), también la ensalada, pero me dió igual, estábamos bien y que más daba un pescado que otro. Me comí los carapaus, JO su plato de hígado encebollado. La sobremesa fue tal vez lo mejor, compartiendos un buen pudim y un gintonic muy refrescante de ginebra alentejana y agua tónica chilena. Pasadas las cinco de la tarde salimos del restaurante, en la calle la temperatura era elevada, pero ante la falta de una mejor opción decidimos reprender la marcha y dirigirnos hacia Pomarão. Atravesamos el Guadiana de nuevo y pedalada a pedalada ascendimos el valle hacia el nuevo itinerario que habíamos escogido para volver a España, transitando por la carretera local bastante estrecha que comunica Monte Fernandes, Alves y Picoitos, con bastantes repechos, alguno con un desnivel del 15% que hizo sufrir a mi amigo, yo ahí me defiendo con el triple plato, aunque los dos sufríamos la canícula (35-36 grados) y llegar hasta Pomarão, dirigirnos al Café do Cais para refrescarnos, beber y sentarnos a la sombra, a esperar que el mercurio del termómetro, que marcaba 36, bajara un poco. Después de las 19 h. salíamos, con tres grados menos, para recorrer los últimos 12 km que nos separaban de El Granado , donde llegamos con 130 km en las piernas, en más de 6 horas y 40 minutos de tiempo en marcha, a una velocidad media de 19,5 km/h. Misión cumplida en un día con exploración de territorio, paisaje, turismo, gastronomía, esfuerzo personal, todos los elementos que dan sentido a itinerarios (giros) como esta fuga.